miércoles, 11 de mayo de 2011

Made in USA

Demasiado “cine made in USA” reblandece el cerebro.







Nos hemos habituado a un "cine americanizado", muy comercial e igual en cuanto a sus argumentos heroicos (en los que por cierto, son siempre ellos los salvadores del mundo) o los ya excesivamente explotados dramas amorosos tan tristes como imposibles.
La gran pantalla ofrece mucho más que cuentos de hadas con príncipes por los que suspirar o Rambos invencibles, ¡hay mucho más!
No digo que el cine estadounidense sea malo, para nada, pero (y siempre desde mi punto de vista) tiene la misma calidad y es igual de válida una película que se centra más en los personajes y sus sentimientos, que en las explosiones increíbles y los efectos especiales asombrosos. Nos hemos acostumbrado a escoger lo espectacular como lo mejor, si no impacta ya no es bueno.
Hemos condenado el cine a las palomitas y las imágenes abrumadoras, y si le diésemos un respiro a la parafernalia hollywoodense veríamos que hay todo un mundo de proyecciones que pueden hacerte suspirar también, y sin necesidad del tópico típico del príncipe azul.
No critico las grandes producciones, ni lo deshecho, pero tampoco lo sobrevaloro.
Ampliemos un poco más nuestra visión a cerca de lo que puede aportarnos el celuloide y demos una oportunidad a todas aquellas historias que nos esperan nerviosas por ser vistas.
Si el cine es el Séptimo arte, tratemos como tal, como un arte.

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