jueves, 19 de mayo de 2011

Con otros ojos

Todo depende de los ojos con los que leas.


Tienes mi permiso para leer este fragmento olvidado como prefieras, y si fuese tú, así lo haría, pues así lo escribí. Da rienda suelta a tu imaginación, piensa mal.






Dulce paseo bajo la lluvia.


Antes no me gustaba, pero un día descubrí que la lluvia no me parece tan mala.
Ahora cuando llueve, recorro cada lugar como si fuese la primera vez que paso por ahí. Cierro los ojos y disfruto cada sensación que me regalan los sentidos.
Vagabundeo por cada rincón y tallo a fuego en mi piel el placer de cada recuerdo.
De principio a fin recorro cada curva como si del cielo se tratase; y es que me sabe a gloria…
No tengo prisa, voy despacio, disfruto, me divierto.
Algo me invade, me dejo llevar.
Cuerpo y alma se separan. Lo físico va primero. Desconecto.
Es tan dulce el paseo que la boca me sabe a caramelo.
Y antes siquiera de haber acabado, excitada aún por el movimiento de mis piernas, sonrío y sólo puedo pensar en volver a repetirlo: un nuevo dulce paseo bajo la lluvia.
¿Paseamos?

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