jueves, 19 de mayo de 2011

Con otros ojos

Todo depende de los ojos con los que leas.


Tienes mi permiso para leer este fragmento olvidado como prefieras, y si fuese tú, así lo haría, pues así lo escribí. Da rienda suelta a tu imaginación, piensa mal.






Dulce paseo bajo la lluvia.


Antes no me gustaba, pero un día descubrí que la lluvia no me parece tan mala.
Ahora cuando llueve, recorro cada lugar como si fuese la primera vez que paso por ahí. Cierro los ojos y disfruto cada sensación que me regalan los sentidos.
Vagabundeo por cada rincón y tallo a fuego en mi piel el placer de cada recuerdo.
De principio a fin recorro cada curva como si del cielo se tratase; y es que me sabe a gloria…
No tengo prisa, voy despacio, disfruto, me divierto.
Algo me invade, me dejo llevar.
Cuerpo y alma se separan. Lo físico va primero. Desconecto.
Es tan dulce el paseo que la boca me sabe a caramelo.
Y antes siquiera de haber acabado, excitada aún por el movimiento de mis piernas, sonrío y sólo puedo pensar en volver a repetirlo: un nuevo dulce paseo bajo la lluvia.
¿Paseamos?

miércoles, 11 de mayo de 2011

Made in USA

Demasiado “cine made in USA” reblandece el cerebro.







Nos hemos habituado a un "cine americanizado", muy comercial e igual en cuanto a sus argumentos heroicos (en los que por cierto, son siempre ellos los salvadores del mundo) o los ya excesivamente explotados dramas amorosos tan tristes como imposibles.
La gran pantalla ofrece mucho más que cuentos de hadas con príncipes por los que suspirar o Rambos invencibles, ¡hay mucho más!
No digo que el cine estadounidense sea malo, para nada, pero (y siempre desde mi punto de vista) tiene la misma calidad y es igual de válida una película que se centra más en los personajes y sus sentimientos, que en las explosiones increíbles y los efectos especiales asombrosos. Nos hemos acostumbrado a escoger lo espectacular como lo mejor, si no impacta ya no es bueno.
Hemos condenado el cine a las palomitas y las imágenes abrumadoras, y si le diésemos un respiro a la parafernalia hollywoodense veríamos que hay todo un mundo de proyecciones que pueden hacerte suspirar también, y sin necesidad del tópico típico del príncipe azul.
No critico las grandes producciones, ni lo deshecho, pero tampoco lo sobrevaloro.
Ampliemos un poco más nuestra visión a cerca de lo que puede aportarnos el celuloide y demos una oportunidad a todas aquellas historias que nos esperan nerviosas por ser vistas.
Si el cine es el Séptimo arte, tratemos como tal, como un arte.

sábado, 7 de mayo de 2011

Decidida a ser indecisa

Soy indecisa en el sentido más amplio de la palabra. Me cuesta profundamente tomar cualquier decisión por insignificante que parezca. Le doy muchas vueltas a las cosas, las mastico, las saboreo me atrevería a decir. Y he ahí mi problema: las quito el sabor hasta tal punto que no recuerdo el gusto que tenían al principio.
No encuentro sentido a muchas de las estupideces que se me pasan por la cabeza, las cuales desembocan en un profundo agujero negro donde residen mis jaquecas mejor conservadas. Me mareo cayendo una y otra vez juicios rancios.
Será mejor olvidarme de aquellas migrañas. Aunque por otra parte, eso significaría quizá extirpar una parte fundamental de mí. No lo sé, pero compruebo que de nuevo estoy divagando, por lo que me costaría bastante deshacerme de algo tan ligado a mi aliento.
Deambulo por mis pensamientos y los aterrorizo con nuevas posibilidades, a la vez que los equivoco y confundo, repercutiendo directamente en mis entrañas.
Cuando empiezo a desgastar nuevas palabras es como un fuego al que avivo con oxígeno cargado de intimidad. Después recojo las cenizas mientras me torturo diciéndome: otra vez lo volviste a hacer.
Y el final vuelve a ser el principio, aunque de una forma caótica nada poética como puede sonar. Hubiese quemado mi sombra en esas llamas sino se hubiesen apagado por darle tantas vueltas.
Patética enfermedad cerebral contraje.

Avances médicos

A todos los gays, lesbianas, bisexuales, transexuales…etc., y en definitiva a todos esos excluidos por la “elite intelectual”, los cuales ostentan el monopolio de la comprensión:


Me dirijo a vosotros para daros la enhorabuena. Hace poco he conocido la noticia de que hay cura para vosotros. Quizá llegue tarde para aquellos que fueron perseguidos, humillados, repudiados por sus seres queridos, expuestos a crueles torturas tanto físicas como psicológicas, sometidos a atroces experimentos médicos, o incluso fusilados. Pero recientes estudios han descubierto la posible procedencia de esta enfermedad.
La dolencia deriva del músculo del corazón, el cual es incapaz de bombear la sangre suficiente para hacer que esta llegue con normalidad al cerebro. Esta afección sería la responsable de la falta de comprensión sobre lo diferente. Hablaríamos entonces de un error al llamar enfermos a quienes estaban sanos.
Por lo tanto, y tras barajar varias posibilidades, se habla de una cura que consistiría en unas píldoras llamadas tolerancia que irían acompañadas de un colirio denominado empatía. Este tratamiento sería administrado a todo aquel que sufriese esta incapacidad, la cual una vez aliviada, abrirá nuevas puertas al RESPETO.
Asíque de nuevo, mi más sincera enhorabuena.




miércoles, 4 de mayo de 2011

La religión del Nescafé

Últimamente me ha dado por pensar bastante en la religión y en como aparta de la vida real para transportar a una vida imaginaria a los que la viven fervientemente.

 
Fue el otro día desayunando, y tomando café como de costumbre, cuando empecé a darle vueltas a como se parecía esta bebida a la religión. Sí, sé que es una tontería, pero era demasiado pronto y aún no me había tomado ese brebaje que me despierta.

Pensé que hay tantas religiones como marcas de café, (incluso las de marca blanca, pero eso se lo dejamos a la élite mundial y a sus rito paganos y excéntricos).

Todas esas marcas te ofertan su producto en un marco idílico para que las compres, o en este caso para que formes parte de un dogma. Todas te persuaden con promesas, y sino, véase el ejemplo del sueldo para toda la vida de Nescafé, lo que se equipararía a la vida eterna, pensando de una forma extrema, sí, pero al fin y al cabo, promesas a largo plazo, promesas que se esfuman antes de disolver tu café en la leche. Y es que a eso me recuerda toda la palabrería monoteísta por escrito, a compromisos rotos.

Lo que llaman Dios lo contrastaría con la cafeína: no lo ves, te aseguran que esta ahí e incluso seguro que alguno puesto de este estimulante hasta arriba te dirá que lo ha visto (y eso también podría decirse de varios personajes históricos o famosos, pero eso es otro tema). Culpamos a Dios de las catástrofes, el clima, las injusticias…en definitiva, de todo lo que no podemos controlar o no sabemos explicar. Es más, inclusive aquellos no creyentes es a lo primero que acuden para atribuir culpas, o lo más hipócrita de todo, a lo primero que se aferran cuando las cosas se ponen feas.

Religiosos: veneran lo que no ven y lo llaman fe. Dos letras que entrañan lo más complicado que se me ha planteado nunca. Dos letras que contienen voluntad, fuerza moral, mental y emocional, y que supera cualquier evidencia, basándose en la confianza ciega. Demasiado delicado para mí.

Todos ponen su fe en la cafeína, y cómo no, por supuesto que la culpan de los errores que puedan cometer, pues al fin y al cabo es más fácil que afrontar fallos.

Y con todo y con esto, es adorable ver como hay gente capaz de no ver más allá, que prefiere agarrarse a símbolos, antes de a su vida, su vida con todo lo que ella conlleva. Pero esto es; o te gusta el café o no te gusta. Para gustos: las marcas de café.